sábado, 2 de enero de 2010

Cap I.3 La explicación.

Cap I.3
La explicación.

La autenticidad y dedicación desinteresada producen sorpresa y extrañeza; ésta es la señal del testimonio. Unos las traducirán en interés, otros en oposición; de todos modos, pedirán explicaciones, y llega entonces el momento de dar razón de la fe. El pasaje que vamos a citar combina estos aspectos:

“¿Quién podrá haceros daño si os dais con empeño a lo bueno? Pero aun suponiendo que tuvierais que sufrir por ser honrados, dichosos vosotros. No les tengáis miedo ni os asustéis; en lugar de eso, en vuestro corazón reconoced a Cristo como a Señor, dispuestos siempre a dar razón de vuestra esperanza a todo el que os pida una explicación, pero con buenos modos y respeto, y teniendo la conciencia limpia. Así, ya que os difaman, los que denigran vuestra buena conducta cristiana quedarán en mal lugar” (1 Pe 3,13-16).

Los cristianos han de hacer impresión por su forma de vida. Luego, cuando la gente se sorprenda de su conducta insólita, darán explicaciones; obras antes que palabras. En sus respuestas, ninguna superioridad, sino modestia y respeto. La conciencia que menciona el texto equivale a la autenticidad. Llega el momento de hablar de los motivos, de mencionar los nombres, de revelar la esperanza; no hace falta traducir, sino explicar. El discurso no se limitará al hombre; Dios, que en Cristo se nos ha entregado, es también el que merece reconocimiento y amor por sí.

Al explicar su fe, el cristiano se expone a la irrisión; no le importe, él no ha intentado imponerse, ha respondido a una pregunta. Siempre encontrará Pilatos que salgan con una evasiva escéptica, pero quizá otros aprendan el nombre de la verdad.

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